viernes, 10 de agosto de 2012


FALACIAS

DEFENICIÓN
La palabra  “falacia” es en sí misma un poco vaga.  Un uso correcto de la palabra es el que se le da para designar cualquier idea equivocada o creencia falsa, como la “falacia” de creer que todos los hombres son honestos.  Pero los lógicos usan el término en un sentido más estricto y más técnico:  error en el razonamiento o la argumentación.  Entonces, una falacia es, en el sentido en que nosotros usaremos el término, un tipo de razonamiento incorrecto.  Puesto que es un tipo de razonamiento incorrecto, podemos hablar de dos razonamientos diferentes que contienen o cometen la misma falacia.  Muchos argumentos son tan obviamente incorrectos que no engañan a nadie.  En el estudio de la lógica, se acostumbra reservar el nombre de “falacia” a aquellos razonamientos que, aunque incorrectos, son psicológicamente persuasivos. Por tanto, definimos falacia como una forma de razonamiento que parece correcto, pero resulta no serlo cuando se le analiza cuidadosamente.  El estudio de estos razonamientos es provechoso, pues la familiaridad con ellos y su compresión impedirá que nos engañen.

CLASIFICACIÓN DE FALACIAS
Las falacias se dividen tradicionalmente en dos grandes grupos, las formales y no formales.  En esta ocasión revisaremos solo las no formales.  Estas son errores de razonamiento en las cuales podemos caer por inadvertencia, falta de atención en el tema, o bien porque nos engaña alguna ambigüedad en el lenguaje usado para formularlo.  Podemos dividir las falacias no formales en falacias de atingencia y falacias de ambigüedad.

FALACIAS DE AMBIGÜEDAD
Las falacias no formales que pasamos a considerar han recibido tradicionalmente el nombre de “falacias de ambigüedad” o “falacias de claridad”.  Aparecen en razonamientos cuya formulación contiene palabras o frases ambiguas, cuyos significados oscilan y cambian de manera más o menos sutil en el curso del razonamiento y, por consiguiente, lo hacen falaz.  Las siguientes son todas falacias de ambigüedad; es útil dividirlas y clasificarlas según las diferentes maneras en que pueden presentarse sus ambigüedades.

1.   El equívoco La primera falacia de ambigüedad que examinaremos es la que surge del simple equívoco. La mayoría de las palabras tienen más de un significado literal; por ejemplo, la palabra “pico” puede designar una herramienta o la boca de una ave.  Si confundimos los diferentes significados que puede tener una palabra o frase y la usamos dentro del mismo contexto con distintos sentidos sin darnos cuenta de ello, entonces la estamos usando de manera ambigua.  Y si el contexto es un razonamiento, entonces cometeremos la falacia del equívoco.

Ejemplo:
“El fin de una cosa es su perfección; la muerte es el fin de la vida; por lo tanto, la muerte es la perfección de la vida”.
Este razonamiento es falaz porque en él se confunden dos sentidos diferentes de la palabra “fin”.  Esta puede significar “objetivo” o “último acontecimiento”.  Por supuesto que ambos significados son legítimos, pero lo que es ilegítimo es confundirlos, como en el razonamiento mencionado.
Hay un tipo particular de equívoco que merece mención especial.  Se relaciona con los términos  “relativos” , que tienen diferentes significados en contextos diferentes.  Por ejemplo:
El razonamiento: “un hipopótamo es un animal; por lo tanto, un hipopótamo gris es un animal gris”, es perfectamente válido.  La palabra “gris” es un término no relativo.  Pero el razonamiento:  “ un hipopótamo es un animal; por lo tanto, un hipopótamo pequeño es un animal pequeño”, es ridículo.  El quid de la cuestión es que “pequeño”  es un término relativo: un hipopótamo pequeño es un animal muy grande.

2.   La anfibología.   La falacia de anfibología aparece cuando se argumenta a partir de premisas cuya formulación es ambigua debido  a su estructura gramatical.   Un enunciado es anfibológico cuando su significado es confuso  debido a la manera descuidada o torpe en que sus palabras están ordenadas.  Un enunciado anfibológico puede ser verdadero en una interpretación  y falso  en la otra.  Cuando se lo afirma como premisa en la interpretación que lo hace verdadero y se extrae de él una conclusión basada en la interpretación que lo hace falso, entonces se comete la falacia de anfibología.

Ejemplo:
Creso, rey de Lidia, planeaba una guerra contra el reino de Persia.  Como era un hombre prudente, no quería arriesgarse a emprender una guerra sin tener la seguridad de ganarla. Al consultar al oráculo de Delfos sobre la cuestión, recibió la siguiente respuesta:”  Si Creso emprende la guerra contra Persia, destruirá un reino poderoso”: Encantado con esta predicción, de la que infirió que destruiría al poderoso reino de Persia, Creso inició la guerra y fue rápidamente derrotado por Ciro, rey de los persas.  Como éste le perdonó la vida, Creso después escribió al oráculo una carta en la que se quejaba amargamente.  Los sacerdotes de Delfos  respondieron que el oráculo había hecho una predicción correcta.  Al desencadenar la guerra, Creso destruyó un poderoso reino: ¡el suyo propio!

3.   El énfasis.  Como en el caso de todas las falacias de ambigüedad, se comete la del énfasis en un razonamiento cuya naturaleza carente de validez depende de un cambio o una alteración en el significado.  La manera en que los significados cambian en la falacia del énfasis depende de las partes de él que se recalquen o destaquen.  Es indudable que algunos enunciados adquieren significados completamente diferentes según las diferentes palabras que se subrayen.  Considérese, por ejemplo, los diferentes significados que resultan de la siguiente prohibición, según cuales sean las palabras que se destaquen.

No  debemos hablar mal de nuestros parientes. Cuando se la lee sin ningún énfasis indebido, la prohibición es perfectamente correcta.  Pero si se extrae la conclusión de que podemos sentirnos libres de hablar mal de cualquiera que no sea nuestro pariente, entonces esta conclusión deriva de la premisa solamente si ésta tiene el significado que adquiere cuando se subrayan las dos últimas palabras (nuestros parientes).  Pero, en este caso, ya no es aceptable como ley moral, tiene un significado diferente y es, de hecho, una premisa diferente.  Este razonamiento sería entonces un ejemplo de falacia del énfasis.

4.   La composición. La expresión “falacia de composición” se aplica a dos tipos de razonamiento inválidos, íntimamente relacionados entre sí.  El primero puede describirse como llevar el razonar falazmente a partir de las propiedades de las partes de un todo, a las propiedad del todo mismo.

Ejemplo:
Dado que todas las partes de una cierta máquina son livianas de peso, la máquina “Como un todo” es liviana.
El error se hace manifiesto cuando consideramos que una máquina muy pesada puede estar compuesta por un gran número de partes livianas.

5.   La división.  La falacia de división es simplemente la inversa de la falacia de composición.  En ella se presenta la misma confusión, pero la inferencia procede en la dirección opuesta.  Como en el caso de la composición, pueden distinguirse dos variedades de la falacia de división.  El primer género de división consiste en argumentar falazmente que lo que es cierto de un todo, debe serlo también de cada una de sus partes.

Ejemplo:
Puesto que una sociedad comercial es muy importante y el señor Pérez es funcionario de esta sociedad, por tanto el señor Pérez es muy importante.
Se comete esta primera variedad de la falacia de división en todo razonamiento tal que, por ejemplo, de la premisa de que una cierta máquina es pesada, complicada o costosa se concluye que cualquier parte de la máquina también debe ser pesada, complicada o costosa.
El segundo tipo de falacia de división consiste en deducir de las propiedades de una colección de elementos las propiedades de los elementos mismos.

Ejemplo:
Puesto que los estudiantes universitarios estudian medicina, derecho, ingeniería, odontología y arquitectura, por lo tanto cada uno de ellos, o algunos de ellos, estudian medicina, derecho, ingeniería, odontología y arquitectura.  Es cierto que los estudiantes universitarios, colectivamente, estudian todas esas disciplinas, pero es falso que los estudiantes universitarios, distributivamente, lo hagan.  Algunos ejemplos de esta variedad de la falacia de división a menudo tienen un aspecto de razonamiento válidos, pues lo que es cierto de una clase distributivamente, sin duda es verdadero de cada miembro.  Así, el razonamiento:

Los perros son carnívoros

Los pekineses son perros.
Por lo tanto, los pekineses son carnívoros.

Es perfectamente válido.  Por otra parte, si bien se asemeja mucho al anterior, el razonamiento:

Los perros son comunes
Los pekineses son perros.

Por lo tanto, los pekineses son comunes.
no es válido, pues incurre en la falacia de división.

Los indios americanos están desapareciendo.
Este hombre es un indio americano.

Por tanto, este hombre esta desapareciendo.


FALACIAS DE ATINGENCIA

El rasgo común a todos los razonamientos que cometen falacias de atingencia es que sus premisas carecen de atingencia lógica con respecto a la verdad o falsedad de las conclusiones que pretenden establecer.

1.   Conclusión Inatingente
      La falacia de la “conclusión inatingente” se comete cuando un razonamiento que se supone dirigido a establecer una conclusión particular es usado para probar una conclusión diferente. Por ejemplo, cuando se halla bajo consideración una propuesta particular de dictar una legislación sobre la vivienda, puede levantarse un legislador para hablar en favor de la ley y argumentar que todo el mundo debe tener viviendas decentes.  Estas observaciones carecen de atingencia lógica con respecto al punto en discusión, pues este se refiere a las medidas particulares que se proponen.

2.   Argumentum ad Hominem
A.   Ofensivo
   La expresión  argumentum ad hominem significa literalmente “argumento dirigido contra el hombre”.  Podemos designar la primera variedad de esta falacia como la del tipo “ofensivo”.  Se comete cuando, en vez de tratar de refutar la verdad de lo que se afirma, se ataca al hombre que hace la afirmación.  Por ejemplo: La filosofía de Bacon es indigna de confianza porque este fue despojado de su cargo de canciller por deshonestidad.

B.   Circunstancial
La segunda interpretación de la falacia del argumentum ad hominen, la variedad circunstancial, puede explicarse de la manera siguiente.  En una discusión entre dos personas, una de ellas puede ignorar totalmente la cuestión relativa a la verdad o falsedad de sus propias afirmaciones y tratar de probar, en cambio, que su antagonista debe aceptarlas debido a especiales circunstancias en las que este puede hallarse.  Así por ejemplo:  si uno de los contendientes es un sacerdote, el otro puede argüir que debe aceptar una determinada aserción porque su negación es incompatible con las Escrituras.

3.   Argumentum ad Ignorantiam (Argumento por la ignorancia)
      Podemos ilustrar la falacia del argumentum ad ignorantiam con el razonamiento de que debe de haber fantasmas porque nadie ha podido demostrar nunca que no los hay.  Se comete esta falacia cuando se sostiene que una proposición  es verdadera simplemente sobre la base de que no se ha demostrado su falsedad, o que es falsa porque no se ha demostrado su verdad es decir falta la demostración de aquello que se sustenta.

4.   Argumentum  ad Verecundiam (La apelación a la autoridad)
El argumentum  ad verecundiam es la apelación a la autoridad, esto es, usar el sentimiento de respeto que siente la gente por las personas con cierta notoriedad, para ganar el asentimiento de su conclusión.  Por ejemplo, si en una discusión sobre religión uno de los antagonistas apela a las opiniones de Darwin, una gran autoridad en biología, esa  apelación es falaz.  De igual modo, apelar a las opiniones de un gran físico como Einstein para dirimir una discusión sobre agricultura o cardiología sería también falaz.

5.   Argumentum ad populum
      Esta falacia se define como aquella dirigida a un grupo de personas con el fin de hacer llegar a una conclusión despertando pasiones y entusiasmo.  Debemos tener en cuenta la no formulación a exposición de razones, sino de ideas con un alto contenido emocional.

      Ejemplo:
      Señores:”Sabemos que el peruano siempre sale adelante, por más que en todas las partes del mundo nos marginen siempre demostramos que podemos hacer bien las cosas esta ocasión es solo una más. Demostremos de lo que son capaces estos “cholitos”, salgamos a la cancha y mostremos al mundo que somos mejores”.

6.   Falacia por causalidad incorrecta.
      En ciencia, el hecho de que dos fenómenos aparezcan vinculados (por ejemplo, si uno sigue habitualmente al otro) puede ser un indicio de que existe entre ellos alguna relación causal, pero no es suficiente para garantizar que así sea.  Se cae en una falacia por causalidad incorrecta cuando se establece la relación de causa a efecto sobre la base de la observación simple de la concurrencia de dos hechos sin ninguna prueba posterior.  En un laboratorio químico, por ejemplo, podría ser el caso que una muestra de cierta  sustancia cambia de color y de consistencia al ser sometida a la acción de un reactivo; es claro que atribuir el cambio de color a la variación en la consistencia (o viceversa) sería una conclusión apresurada y, en principio, falaz (más adelante, sin embargo, podría mostrarse por medios distintos la relación de causalidad).

7.   Argumentum ad baculum (Apelación a la fuerza)
   Esta falacia se comete cuando se apela a la fuerza o a la amenaza de fuerza para provocar la aceptación de una conclusión.  Usualmente se acude a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales.  La apelación a métodos no racionales de intimidación puede ser, naturalmente, más sutil que el uso abierto o la amenaza explícita.

   Un hombre sube a un bus de transporte público y le dice a los pasajeros: “Acabo de salir de prisión por homicidio y robo, pero ya no quiero robar ni hacerle daño a nadie.  Así que colabóreme con unos caramelos…yo podría robarles pero no lo quiero hacer ¿Me colaboras con un caramelo varón?

8.   Argumentum ad misericordiam (Apelación a la piedad)
   Esta falacia consiste en apelar a la piedad para conseguir que se acepte determinado conclusión. Se encuentra con frecuencia este tipo de argumentación en los Tribunales de Justicia, cuando el abogado defensor deja de lados los hechos que atañen el caso para lograr la absolución de su cliente despertando piedad en los miembros del jurado.

   Ejemplo:
   Al haber culminado el tiempo de asilo, en los Estados Unidos  de América, para los esposos Sandivar, de origen peruano, de acuerdo a las leyes migratorias de dicho país, deben ser deportados.  Sin embargo estos peruanos han pasado diez años trabajando arduamente a doble turno, pagando impuestos todos estos años, además tienen dos hijos, los cuales han nacido en los Estados          Unidos de Norteamérica, y uno de ellos tiene retraso mental.  Las autoridades migratorias deberían tomar en cuenta estas situaciones y llegar a una decisión final humanitaria: la no deportación.

9.   Falacia por la apelación a la práctica común
   Esta falacia se comete cuando se intenta probar o justificar una determinada posición sobre la base de que es lo más común en un determinado medio.  Por ejemplo, si se afirma que en una empresa es positivo que se lleve una contabilidad doble (con el fin de pagar menos impuestos) porque todas lo hacen en nuestro país, se cae en este tipo de falacia.  Es frecuente encontrar este tipo de razonamientos en las campañas publicitarias, en las que se trata de mostrar que un producto es bueno solo porque es de consumo mayoritario.

10. Accidente
      Esta falacia consiste en aplicar una regla general a un caso particular cuyas circunstancias “accidentales” hacen  inaplicable la regla.

      Ejemplo:
      El tío John le da su auto a su sobrino Joselito, horas después aparece John tambaleándose en un deplorable estado etílico y, casi balbuceando, le dice a Joselito que le devuelva su auto, Joselito, muy obediente le da las llaves y ve como John se aleja raudamente  por la Vía Expresa en sentido contrario.
      En este caso se ve que Joselito ha cometido la falacia de accidente al aplicar una regla general (devolver una cosa ajena a su dueño) a un caso particular cuyas circunstancias son especiales (el manifiesto estado etílico de John).

11. Accidente inverso (Generalización apresurada)
      Al tratar de comprender y caracterizar todos los casos  de cierta especie, podemos prestar atención solo a algunos de ellos.  Pero los casos examinados deben ser típicos no atípicos.  Si solo consideramos casos excepcionales y generalizamos apresuradamente una regla que se adecue a ellos solamente, se comete la falacia de accidente inverso.

      Ejemplo:
      Marcia acude al médico porque padece de fuertes dolores en la mandíbula.  Luego de muchos tratamientos el médico le recomienda que fume marihuana antes de los alimentos, esto le ayudaría no solo a disminuir el dolor sino también a que los vasos sanguíneos de la zona afectada se dilaten, Fernandito, sobrino de Marcia, se entera de todo este nuevo tratamiento y decide fumar marihuana antes de sus comidas, justificando su proceder en la recomendación del médico.

12. Petitio Principii (Petición de principio)
      Al tratar de establecer la verdad de una proposición a menudo buscamos premisas aceptables de las cuales pueda deducirse la proposición aludida como conclusión.  Si alguien toma como premisa lo que se quiere probar, la falacia cometida es la de Petitio Principii o Petición de principio.

      Ejemplo:
      Doctora soy una mujer de 35 años con varias relaciones de pareja en mi pasado y siempre me he preguntado por qué los hombres se excitan tanto con caricias en las piernas.
Eso se debe, querida paciente, a la enorme excitación que implica este acto.

13. Pregunta compleja
Esta falacia se comete cuando se realiza una pregunta dentro de la cual se presupone un hecho.
El error de razonamiento se da cuando al responder la pregunta compleja, tácitamente se acepta el hecho presupùesto.
Ejemplo:
Camille le pregunta a Gala: ¿hace cuánto tiempo que escuchas voces?

En esta pregunta Camille presupone que Gala escucha voces.
Otro ejemplo: John dime ¿aún besas a tus amigos?